Natural y biodegradable, el corcho natural es un material vegetal 100% reciclable. Su elaboración produce un impacto mínimo en el medioambiente y su elasticidad y manejabilidad lo convierten en la materia prima más adecuada para la producción de los clásicos tapones de vino y multitud de productos en los que quizás no has reparado. Conozcámoslos.
El corcho es la corteza del árbol Alcornoque (Quercus suber), un tejido natural que lo protege de las inclemencias del tiempo, como el calor y el frío extremos, e incluso los incendios. Debido a que está formado por células muertas cuyo interior se compone de un 90% de un gas parecido al aire, el corcho también se caracteriza por su peso ligero.
De las cientos de miles de toneladas que se producen a nivel mundial, España cosecha un 30%, principalmente en las comunidades autónomas de Andalucía, Extremadura y Cataluña. En tanto que las empresas ubicadas en Andalucía y Extremadura están especializadas en la preparación de corcho, Cataluña ha puesto su foco de atención en la fabricación y distribución de tapones de vino.
La saca del corcho o pela del alcornoque es el nombre por el que se conoce a la extracción del corcho. Este procedimiento se lleva a cabo por los corcheros o peladores, los trabajadores que retiran la corteza del alcornoque uniendo las grietas verticales del árbol con la ayuda de un hacha. Este se puede extraer por primera vez cuando la circunferencia a la altura del pecho —alrededor de 1,30 cm— es de 70 cm y el proceso se realiza en 6 pasos:
1. Se golpea el corcho con el hacha en la hendidura más profunda.
2. Se separa la plancha de corteza del resto del árbol.
3. Se selecciona la longitud de la plancha de corcho natural que se va a extraer.
4. Se retira la plancha con cuidado para no partirla, pues su valor comercial será mayor dependiendo de su longitud.
5. El corcho que permanece en el tronco del árbol se limpia de posibles parásitos.
6. Por último, se marca el árbol con el año en el que se extrae el corcho.
La principal razón por la que el corcho es considerado un material sostenible es su característica renovable, es decir, puede utilizarse de nuevo para fines diferentes a los iniciales. Además, la extracción del corcho vegetal se basa en una técnica muy respetuosa con el medioambiente, en la que se produce un impacto mínimo. De hecho, la extracción no solo se da entre cada 9 y 12 años, sino que no se requiere de la tala de árboles.
En el mercado actual puede encontrarse corcho natural y artificial especialmente diseñado para la confección de tapones de vino. Si bien el corcho artificial o sintético tiene un coste menor y no aporta ningún matiz en el sabor del vino, también impide la micro-oxigenación del mismo, facilitando la posibilidad de que el producto se estropee en guardas más largas. De hecho, el corcho sintético se usa especialmente en vinos jóvenes.
Lo cierto es que el alcornoque presume de ciertas peculiaridades que lo convierten en un árbol realmente envidiable. Por un lado, su corteza es ignífuga e imputrescible, lo que se traduce en una alta protección contra el fuego y contra la descomposición llevada a cabo por los parásitos. Es decir, los bosques de alcornoque reducen los riesgos de incendios.
Por otra parte, los bosques de esta especie de árbol son uno de los ecosistemas más valiosos en toda Europa, pues representan el hogar de especies de animales tan amenazadas como el lince ibérico, el águila imperial, ciertas rapaces, el camaleón y algunas aves migratorias, entre otras especies.
Además, tal y como sucede con otros tipos de bosques, los alcornoques filtran grandes cantidades de CO2 debido a su durabilidad. Es más, los ejemplares que se explotan para la extracción producen 5 veces más corcho que aquellos que permanecen intactos. Así mismo, participan en la escorrentía (el escurrimiento del agua de lluvia) y mantienen el suelo.
Según el momento de la extracción del corcho natural, el uso de este material es diferente. Para la elaboración de elementos decorativos, como los blocs de notas de Ecoregalos, se recurre al primer corcho —denominado bornizo—. En cambio, para la producción de tapones para vinos se utiliza el material de corcho de la tercera extracción, cuando este tiene una calidad superior. El corcho de la segunda saca se destina, principalmente, a la realización de aglomerados.
Hay que tener en cuenta que los alcornoques viven entre unos 170 y 200 años y que la primera vez que el corcho tiene la calidad adecuada para destinarse a la elaboración de tapones para vino, el árbol tiene unos 40 años. Es decir, un árbol puede producir corcho para tapones unas 15 veces en toda su vida.
Como podemos ver, el corcho natural no solo es un aliado para los ecosistemas y la economía, sino que conjuga bien con otros tipos de materiales, como el cartón reutilizado. El bloc de notas en caja de cartón reciclado de Ecoregalos es un buen ejemplo de ello. A nosotros no nos cabe duda de los beneficios del corcho vegetal, ¿y a ti?
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