El respeto y el cuidado por el medio ambiente es un modo de vida y podemos aplicarlo a cualquier actividad en nuestro día a día. Una de ellas es, sin duda, crear un jardín sostenible. Da igual que tengas una gran parcela llena de frutales, un pequeño balcón o un espacio en la encimera de la cocina. Siempre hay hueco para una planta más.
La jardinería sostenible es el arte de cuidar del jardín y de las plantas sin perder de vista la perspectiva ecológica. Y es mucho más sencilla de aplicar de lo que parece. Materiales, agua y entorno son la clave para cuidar de nuestro suelo y conseguir espacios verdes que ayuden a purificar el aire que respiramos y a combatir la contaminación.
Para ello, te contamos en detalle qué es la jardinería sostenible y cómo puedes mantenerla en tu jardín, en las macetas de tu casa o, incluso, en tu espacio de trabajo.
La jardinería sostenible es un conjunto de prácticas que busca crear un espacio exterior más respetuoso y adaptado al medio que nos rodea. En ese sentido se orienta a realizar un uso más eficiente de los recursos naturales sin perder de vista el entorno y las condiciones ambientales.
Los jardines sostenibles son sencillos de mantener, más baratos y con resultados más duraderos, pero no son las únicas ventajas de poner en práctica técnicas de horticultura desde una perspectiva medioambiental.
La reducción de la huella ecológica es uno de los beneficios que no podemos pasar por alto. Al hacer un uso más eficiente de los recursos y utilizar productos que no contaminen el suelo, contribuimos a favorecer el cuidado del planeta.
Del mismo modo, los jardines sostenibles favorecen la biodiversidad e incrementan las zonas verdes de las ciudades, lo que ayuda a disminuir la contaminación atmosférica.
Hay algunos conceptos generales que podemos implementar para comenzar a crear nuestro jardín sostenible. Te contamos cinco que puedes aplicar fácilmente a la hora de cultivar y cuidar tus plantas.
Una de las premisas de la sostenibilidad es tener presente el medio en el que estamos, y en este caso se vuelve crucial adaptar tus cultivos a la temperatura, la humedad y la luz. Por ello, el primer paso es investigar cuáles son las especies autóctonas y utilizarlas. Se adaptarán mejor al suelo y al clima en el que se encuentra tu jardín, fomenta la biodiversidad y serán más resistentes a las plagas. Además, atraen a la fauna útil, como son los insectos polinizadores, lo que contribuye al equilibrio del medio ambiente.
También puedes utilizar especies que no sean autóctonas, pero que provengan de un hábitat similar al tuyo y se encuentren adaptadas a este tipo de ambientes, por lo que resistirán mejor a las plagas. No escojas las especies vegetales solo por su aspecto, prioriza que sean las adecuadas al espacio que cultivas, y guíate por criterios de sostenibilidad.
Otra gran opción es elegir especies comestibles como tomates, berenjenas, pimientos, habas y otras verduras; o también plantas aromáticas como la menta y el perejil.
En el caso del césped que suele necesitar grandes cantidades de agua, se recomienda utilizar algunas especies de crecimiento lento que se aletargan durante el invierno.
Al crear un jardín sostenible buscamos generar el menor impacto posible, y esto también tiene que ver con prestar atención al terreno que utilizamos. Se recomienda no rellenar ni nivelar, sino utilizar los diferentes desniveles para plantar especies que se adecúen mejor a esas zonas. Adáptate a lo que tengas y aprovecha los espacios de tu jardín de forma creativa.
En la jardinería sostenible no se utilizan químicos ni pesticidas. Es cierto que en ocasiones es necesario el uso de productos que eliminen las plagas, pero en ese caso se pueden utilizar los ecológicos o los que se elaboran con ingredientes naturales. También hay especies vegetales que podemos plantar cerca de otras para evitar determinadas enfermedades, lo que se conoce como la asociación de cultivos.
El uso eficiente del agua es otro de los pilares de la jardinería sostenible. Esto implica ir más allá de la selección de plantas y césped adecuado: hay que tener un sistema de riego eficiente, de esos que permiten mantener la correcta hidratación de las plantas sin derrochar.
El riego por goteo o la recolección de agua de lluvia son alternativas más sostenibles y muy sencillas de aplicar.
Si no vas a plantar directamente sobre la tierra, evita utilizar plásticos de un solo uso. Asegúrate de usar maceteros biodegradables o de materiales reciclables.
Por otro lado, un jardín sostenible te permite reducir los desechos de alimentos utilizándolos de abono. Para ello, puedes crear tu propio compost a partir de cáscaras de fruta, posos de café o restos de verduras. Es mucho mejor que cualquier fertilizante, totalmente natural y ayuda a reducir la basura que produces.
Hay muchas maneras de contribuir al medio ambiente, y pensar la forma en que diseñamos los espacios verdes de nuestro hogar es una de ellas. Es igualmente aplicable si tenemos una pequeña terraza o incluso si queremos decorar nuestra oficina con algunas plantas.
Afortunadamente, cada vez son más las empresas que se inclinan por este tipo de prácticas. Si formas parte de una y quieres contagiar el espíritu sostenible a tus empleados o clientes, en Eco Regalos tenemos muchas opciones. Entre ellas, kits de semillas con maceteros biodegradables que puedes personalizar con serigrafía. Piénsalo, sería un bonito regalo para generar conciencia y dejar una huella positiva.
Quién sabe, quizás inspires a muchas personas a que creen su propio jardín sostenible.
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