El reciclaje es uno de los primeros pasos que llevamos a cabo cuando consideramos modificar nuestros hábitos y hacerlos más respetuosos con el medioambiente. El plástico reciclado es, de hecho, uno de los grandes resultados de nuestro compromiso con la reutilización de nuestros residuos. Pero, ¿cómo se produce el plástico reciclado y para qué se utiliza?
Para identificar cuáles son los plásticos que se pueden reciclar y cuáles no, es necesario tomar como referencia el código RIC o Resin Identification Code, un estándar de clasificación empleado en la actualidad en la mayoría de los países del mundo.
El RIC no solo es un número identificativo que facilita la separación de los envases, sino que se corresponde con el tipo de resina que se ha empleado para fabricar el plástico en sí. De hecho, probablemente hayas observado en alguna ocasión un número que aparece en el interior de un triángulo con las esquinas redondeadas: ese es el RIC. En este contexto, el número 1 solo puede utilizarse para producir botellas de agua y de refrescos, siempre y cuando el porcentaje de plástico reciclado sea inferior al 50%. Por su parte, los números 2, 3, 5 y 6 identifican plásticos que no pueden reciclarse para fabricar nuevos envases de comida, en tanto que el número 7 y la letra O señalan plásticos que no pueden reciclarse debido a la combinación de plásticos fabricados con distintas resinas.
Así mismo, aquellos envases que contienen materiales muy difíciles de separar o están excesivamente pigmentados, tampoco son aptos para su reutilización.
En la actualidad podemos encontrar siete tipos de plásticos, de los cuales seis son reciclables.
Los desechos que tiramos a la basura pueden tener una segunda vida útil. Y tenemos una buena noticia: España recicla los cuatro grupos de plásticos. ¿Quieres saber cómo se logra el reciclado de todos ellos? Te lo contamos.
Este primer paso consiste en la selección de los envases de reciclaje en cada hogar. En España, el contenedor amarillo es aquel en el que se deposita cualquier tipo de envases de plástico.
Debido a que los envases recogidos de plástico también contienen etiquetas o restos de alimentos, es necesario separarlos dependiendo del tipo de plásticos con los que están fabricados. Entre ellos encontramos el plástico PET, como las botellas de agua y los refrescos; los PEAD o envases de alimentación y detergentes; los film plástico, de bolsas y filmes; y el plástico mixto, tales como las bandejas o los yogures.
Para este proceso se emplea una cinta transportadora sobre la que se vierte el contenido de las bolsas del contenedor amarillo, donde se preseleccionan los metales con el uso de unos grandes imanes. El resto de los envases se separan de forma automática o a mano.
Una vez seleccionados los plásticos, estos pasan a la planta de reciclado, donde se trituran en trozos muy pequeños hasta obtener lo que se conoce como granza. De este modo, el lavado posterior resulta más sencillo, facilitando que los materiales más densos o las impurezas queden en la parte más profunda del lavadero. Tras el lavado, tiene lugar el secado y centrifugado, a fin de eliminar los residuos que pudiesen quedar. Entonces se lleva a cabo la homogeneización, un proceso mecánico con el que se aglomera todo el plástico y se forman unos filamentos de textura uniforme. Por último, se lleva a cabo el granceado, con el que se obtienen unas bolitas, disponibles como materia prima para nuevos usos.
Es a partir de la granza almacenada en grandes sacos de la que se fabrican materiales como las bolsas de basura, láminas de plástico y piezas industriales. Así mismo, el plástico reciclado encuentra un buen mercado entre los textiles y el mobiliario urbano, tales como los separadores del carril bici, la señalización vial y los columpios de los parques infantiles.
Los productos para los que se emplea el plástico reciclado responden a mercados de diferente naturaleza. Por un lado, observamos que el sector textil recurre a los PET reciclados, a través de los que se obtienen las fibras necesarias para la confección de bolsos, complementos y otros artículos textiles como alfombras.
Otra de las fuentes principales que demandan estos tipos de plástico es el mobiliario urbano. Debido a su resistencia a los agentes externos, lo convierte en el plástico ideal para la creación de vallas y señales de tráfico, entre otros. Por su parte, la obra civil también recurre al mismo para la creación de perfiles de ventanas, tuberías de saneamiento o conducción de cables, tejados y planchas de aislamiento térmico.
La industria del automóvil también encuentra en este material un gran aliado, pues su ligereza y durabilidad lo convierten en el componente ideal para el aislamiento acústico de los vehículos. Es posible hallar plástico reciclado en el maletero, el parachoques y los revestimientos del suelo.
Por último, las botellas de plástico son un recurso muy valioso: a partir de ellas podemos obtener nuevas botellas, esta vez destinadas a contener productos de limpieza. O, incluso, ser el envase a partir del cual se producen regalos reciclados para los que habitualmente se empleaba plástico común, como paraguas, mochilas o unas impresionantes zapatillas hechas con botellas de plástico.
Como hemos podido comprobar, separar y seleccionar los envases conlleva unos efectos medioambientales y económicos muy valiosos, pues sabemos que el plástico es un material que tarda mucho tiempo en degradarse. No obstante, su reutilización como plástico reciclado puede modificar su impacto en nuestro entorno. Por tanto, si optamos por transformarlo en nuevos productos ahorraremos en recursos naturales y tomaremos un papel activo en el cambio. ¿Te apuntas?
© Copyright 2024 | Aviso legal | Política de privacidad | Cookies | Desarrollo web: Software DELSOL