Nuestros hábitos de consumo cambian al mismo tiempo que accedemos a más y mejor información. Poco a poco somos más conscientes del impacto medioambiental que tienen muchos de los productos que utilizamos a diario, lo que ha hecho que se ponga la mirada sobre los materiales sostenibles. Ellos pueden reemplazar a otros más contaminantes y servir de alternativa para la industria manufacturera.
Así como aprovechar energías renovables y reducir la producción de residuos, el empleo de estos materiales contribuye a disminuir la huella ecológica que dejamos. Es por eso que cada vez más empresas los eligen para fabricar sus productos y así garantizar que puedan reutilizarse y volver a ser parte de la tierra una vez acabada su vida útil. Muchos provienen directamente de la naturaleza, mientras que otros son creados por el ser humano, pero en cualquier caso suponen un paso adelante en el camino hacia una economía más sostenible.
El empeño por crear productos duraderos, resistentes y baratos ha hecho que optemos por materiales muy poco amigables con el medio ambiente. Sin embargo, la naturaleza siempre nos ha dado lo necesario para la construcción de espacios y la creación de utensilios para el día a día. Recogemos algunas de las opciones más interesantes y con mayores posibilidades en la actualidad.
La caña o paja de trigo, que se refiere al sobrante tras la obtención de los granos de este cereal, ya no solo es vista como desecho o alimento para el ganado. También funciona como materia prima en la elaboración de bioplástico, un material sostenible y 100% reciclable. Con él se fabrica una gran variedad de productos, desde bolígrafos hasta memorias USB o fundas para móviles.
El algodón es una de las fibras naturales más usadas en el mundo, pero su producción incorpora pesticidas y productos químicos que resultan perjudiciales para la tierra. Por eso una alternativa es el algodón orgánico, cuya producción solo utiliza fertilizantes naturales, control de plagas biológico y recolección manual. De esta forma, su trazabilidad resulta mucho menos contaminante. Es uno de los materiales sostenible en la moda que más se está haciendo eco.
Esta planta ha formado parte de culturas orientales y suramericanas desde hace cientos de años. Sus tallos son resistentes, aislantes y no se oxidan, por lo que se usan mucho en la construcción, así como en la fabricación de artesanías y utensilios de cocina. Es, además, uno de los materiales sostenibles para packaging que han llegado pisando fuerte. El bambú se desarrolla más rápido que la mayoría de los árboles, crece de forma espontánea en zonas tropicales y absorbe hasta un 30% más de CO2 que otras plantas.
Es uno de los cultivos más sostenibles que existen. A partir de sus fibras se fabrica toda clase de telas para ropa, tapicería, zapatos y hasta velas y cuerdas de embarcaciones. Es un excelente sustituto del cuero debido a su gran resistencia y su versatilidad, pero con menor impacto ambiental, además de ser mucho más ético. Sus desechos, por supuesto, son 100% biodegradables y tardan muy poco en volver a ser parte del planeta.
Es otra de las fibras vegetales que está ganando terreno dentro de la industria textil. Se extrae de la planta de yute blanca, cuyo crecimiento es bastante rápido y apenas necesita fertilizantes durante el cultivo, lo que lo hace económico y respetuoso con el entorno. Es muy común ver sacos, bolsas reutilizables y embalajes fabricados con yute, así como tapizados de paredes o muebles..
Se trata de una piedra natural muy usada para fabricar encimeras, suelos y lavabos. Además de ser resistente, duradera y muy bonita, su obtención es mucho menos dañina que la de otros materiales tradicionales de la construcción. Después de un primer uso, que suele durar décadas, se recicla para obtener gravas, canteras y otros productos de relleno estructural.
Es un material sostenible y 100% biodegradable que se obtiene de la corteza del alcornoque, un árbol típico de zonas mediterráneas. Además de tapones, uno de sus usos más conocidos es el revestimiento y el aislante. Es impermeable, ligero y muy resistente, además de que actúa como un repelente natural. Se utiliza en maceteros, utensilios de cocina, artículos promocionales y toda clase de recipientes.
Es un tejido proveniente del pelo de algunos animales como las ovejas, cabras o conejos. A diferencia de otras fibras, tanto vegetales como sintéticas, el proceso para convertirla en un textil artesanal no implica tratamientos químicos ni la adición de sustancias más allá de los pigmentos usados para darle color. Además, tras acabar su vida útil, la lana se puede reciclar para fabricar nuevas prendas de ropa y tejidos industriales, o usar como relleno de muebles.
Hoy en día, el reciclaje de restos de papel y cartón es tan conocido como necesario. Por tratarse de dos de los materiales más utilizados en el mundo, reciclarlos supone un impacto positivo importante sobre el medio ambiente. Por un lado se reduce la tala de árboles y deforestación de bosques, mientras que por el otro se disminuye el consumo de combustibles fósiles usados durante todo el proceso de obtención, transporte y tratamiento de la materia prima. Además, el papel reciclado puede tener la misma calidad y funcionalidad que el virgen.
El rPET es un material 100% reciclado que viene del plástico PET, usado en su mayoría para fabricar botellas de bebidas y refrescos. Tiene la ventaja de que reduce el uso de energías fósiles y la emisión de CO2, en comparación con la fabricación de nuevos plásticos. Además, después de procesado puede volver a usarse para empaquetar alimentos y otros productos de consumo humano, siendo el único material aprobado para tal fin en la Unión Europea.
Consiste en una mezcla de compuestos naturales como las semillas de linaza, aceite de lino, piedra molida o serrín, la cual se adhiere sobre una fibra textil vegetal. Se usa como recubrimiento de suelos y paredes, pero también funciona en armarios, escritorios, etc. Su aspecto es similar al de la madera y se le pueden añadir pigmentos para cambiar el color y combinarlo en una gran variedad de espacios.
El uso de nuevos materiales sostenibles ya ha empezado a ser relevante en las industrias que se preocupan por tener una actividad más ecológica. Por suerte, no solo se trata de un asunto de ética, sino que son alternativas prácticas y funcionales que no ponen en riesgo la calidad de los productos finales. Con la información necesaria a nuestro alcance, decir adiós a los plásticos que inundan nuestros océanos es, hoy, más posible que nunca.
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